Lugares



Pesa en mi corazón la lluvia de abril.

Empieza todo a hacerse triste, como un espejo descascarillado. A trocitos fui guardando las luces que tenía de ti:  la sombra del escote, vivo y suave; el hueco de la nuca, donde tantos besos dejé a buen recaudo bajo tu pelo; el milímetro de piel en que cada lunar, por pequeño que fuese, respondía al rozar su nombre. Memorizaba la geografía de tu cuerpo como un acto inexpugnable, porque creí que iba a ser imposible olvidarlo.

Y ahora esta lluvia de abril borra el olor de tu sexo, que yo creí eterno. ¿Dónde está? ¿A qué lugar se han ido los años, los besos perdidos, tu piel?

¿Cómo es posible que no los encuentre en el corazón?

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