Autorretrato
Escribir es mucho más fácil que leer entre líneas. Mi yo, omnisciente, pletórico de ideas, vestido de hábitos que deslizo en negra tinta mientras me encargo a fondo del hombre que se refleja ahí, en el espejo. A veces le veo como el retrato de Dorian, con ridículas ínfulas de Maquiavelo, pero su pose es de una impostura incalculable: él hace como que piensa y me mira; yo en cambio, le miro y pienso. Y por un momento quisiera echarle algo en cara, preguntar y decir lo que de él espero: algo así como que deje ya de leer entre líneas y se ponga de una vez a escribir, aunque sea en verso.
El personaje del espejo es libre, por eso hace y se comporta como a ti te gustaría ser de verdad.
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