La esperanza de lo mínimo

En las páginas del libro de la Vida me encuentro.
Habito escondido, al acecho de que tú me leas.
Yo no hablo mas que a aquellos que me escogen,
aquellos que esperan verse sorprendidos
en un alto del camino.

Muchas veces he pasado delante de ti,
y no me has mirado.
Soy como una letra pegada al margen;
como aquella palabra ignorada en el borde de una cita;
soy la sombra, para muchos un mísero inconveniente,
o la estrecha y alargada tinta que tus ojos, sin ti,
se quedan viendo.

Un día abriste la puerta de tu corazón,
-ese lugar precioso donde yo quiero respirar-
en el amor caliente de una noche sin luna,
y ya no tengo sitio donde esconderme.
No puedes ignorarme, aunque lo desees;
he aprendido a conjurarme en tus pequeñas cosas
haciéndolas mías, y ahora dependo de ti.

Escúchame, ahora que estamos solos:
no habrá obstáculo, ni controversia,
ni alfileres de lluvia en tus anocheceres,
porque cuando por fin te fijes
en la esperanza ínfima de mi naturaleza,
amarás nuestros secretos,
y ese don que nos hace partícipes de lo que jamás se olvida.

Yo te daré a cambio lo más preciado que el Hombre puede desear,
aunque tú aún no te des cuenta..

Entonces, existiré también gracias a ti, mamá.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sordo y ciego

Movimiento.

Secretos