Secretos


Café con una pizca de azúcar para iluminar esta tarde, como preludio de una conversación cargada de extraordinarios secretos.

El lugar no importa; basta una mesita a la altura de las expectativas, y un par de sillas incómodas que las rebajen, por si acaso hay que salir corriendo. Por lo pronto, el brillo de tus ojos va a juego con la cucharilla de plata; yo uso con torpeza los míos para disimular la timidez. Así que empezamos con la sonrisa en la cara, apalancados en la ruleta de las anécdotas y las costumbres, mientras tus manos y las mías analizan la mejor manera de cincelar, a toda prisa, un monumento al perfecto desconocido.

Deshacemos en milhojas los momentos importantes, aunque nos hayamos pasado media vida queriendo restarles importancia. Azúcar encima de las heridas, ya cicatrizadas a base de sal. Sabemos de memoria las encrucijadas de nuestros nombres, y esperamos que el otro sea capaz de grabar a fuego, en un instante, un nuevo punto de partida con rumbo fijo a la eternidad.


Comentarios

  1. Secretos y medio verdades entre viejos conocidos, con la mirada perdida en el otro por aquello de no enfocar más de la cuenta, sólo el recuerdo agradable de un susurro mucho más cercano a la piel que no el de ahora ante el café. Intimidad compartida que ya no arde.

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