Lluvia de junio


Hoy Dios toca el piano sobre todas las aceras.

Y a cada persona que escucha la sinfonía de sonidos -en forma de gruesas gotas, o chirimiri de rocío fresco-, tocando rítmicamente en el fondo del corazón, le suena diferente. Como aquel niño que se refugia de los rayos, apenas previendo la tormenta que atenazará con fuerza sus decisiones y hará de su libertad, una senda cierta; o aquel hombre que mira a través de los cristales, preguntándose cómo ha podido dejar que sus sueños se le escapasen como gotas de lluvia entre sus dedos; o aquella mujer que luchó y fracasó, y ahora el agua lava las heridas susurrándole al oído que tiene derecho a ser feliz.

O aquel que amó con esperanza, y sirvió hasta el anochecer de su vida, sonriendo.

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