El viaje

Los guantes de piel ya no se ajustan a mis manos. Mi alma se ha quedado en los huesos y de nuevo se dibuja el hoyuelo del mentón, ese que te gustaba tanto repasar con tus besos justo antes de afeitarme. Cinco agujeros en mi cinturón y una muesca en la culata del tuyo. Y sigo aquí.

De verdad que fui un ángel empieza a cobrar sentido. Mis alas están tendidas en los alambres junto a tu ropa interior, y me va a llevar tiempo poder recuperarlas. Escribir y leer como terapia; no vaya a ser que se me olvide la felicidad de unas letras apretadas. Nadie puede permitirse el lujo de dejar de amar; ni siquiera yo, acostumbrado a hoteles y aviones y ciudades de paso, a camas vacías y minibares repletos de miseria. Echo de menos viajar por placer, con tiempo para saborear los callejones y nadar entre la gente. Sydney, Praga, San Francisco, Sevilla y Puerto Rico. Volver a cruzar la bahía Swan en Perth. Orchard´s Road en Singapur. Puede que llene mi mochila de tus cosas y las mías y vaya a recorrer de nuevo el mundo, en un viaje al servicio del purgatorio. Me pondré a caminar hacia el este, y cada recuerdo común lo dejaré debajo de las piedras, o prendidos en los árboles, o enterrados en la arena de alguna playa sin nombre. No se me ocurre mejor forma de volver a Madrid que no sea ligero de equipaje, habiéndome desprendido de ti, a trocitos de soledad, a pasos de vida.


Comentarios

  1. nostálgico texto, viajar liviano es una esperanza

    ResponderEliminar
  2. Caminarás cargado con tu mochila hacia el lugar que desees.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Lichazul, esperanza.. descubro asombrado que tiene características comunes con la energía: no se crea, ni destruye...solo cambia de objetivo.
    María, así será. Gracias por vuestros comentarios.

    ResponderEliminar
  4. Hacia el este, así llevo viajando yo también una eternidad. Dejo mis silencios encerrados en botellas de cristal y, con la mano como visera, sonrío a la salida de todos los soles que me voy encontrando. Un consejo: no olvides aprovechar la lluvia para camuflar la sal de tus lágrimas.

    ResponderEliminar
  5. Dime, g, ¿es largo el camino? ¿que hacemos con nuestras botellas de cristal? Un saludo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Sordo y ciego

Secretos

Movimiento.