Una puerta al mar.

He alquilado una puerta que da al mar. Sol mediterráneo. Me he dado a elegir entre dos semanas de trabajo durmiendo en hotel céntrico, o chalecito a media hora. Puede que alguien hubiese preferido hotel, pero ésa no lee blogs como el mío, así que no hay problema.

Cuando estoy tiempo solo, escribo. Escucho música.  Enciendo la chimenea y me pongo una copa de Cardhu con un par de hielos, elucubrando la manera de volver a tener veinte años. A veces lo consigo, -por un instante-, pero me arrepiento enseguida. En general, cuando alguien con el doble de años sueña con tener la mitad, es que está hablando de sexo.

-No, estoy filosofando- dirá. Se engaña. No hace falta rascar demasiado para darse cuenta  que  hace lo que puede para justificarse. Sin problema.  Los hay necesitados., aunque no, no es el caso. No me duele deciros que he aprendido a disfrutar de la vida; a pequeños sorbos. Apurados.  Intensos. Hoy mismo, a las casi cuatro de la mañana, un martes, he salido a mi pequeña playa con los pies descalzos, y he fumado un cigarrillo de vida, echando de menos una mujer.

Una vez amortizado el alquiler, -con creces- vuelvo a mi puerta que da al mar. Puto hotel de mierda, no esperes de mí una noche más.




Comentarios

  1. Ya tocaba, Miguel, ya tocaba un post con más de dos palabras.

    Y te has quedado a gusto, es un escrito buenísimo el que nos presentas hoy.

    Chalecito también yo hubiera preferido, pero de ti, no habría querido tener 20 años, pues seguramente de tenerlos habrías elegido el hotel y cambiarías el Cardhu por Jb con cola. Y echar de menos a una mujer...porque quieres, no conozco a ninguna que hubiera rechazado hacerte compañía en tan idílica situación.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Bufff... qué dejado soy. Pasa el tiempo y solo me acerco al blog cuando cruzan los relámpagos en mi cabeza.., o por placer.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Sordo y ciego

Movimiento.

Secretos