Cena para dos


Guarda el miedo en un cajón: nunca es tarde para seguir dando tumbos.

Uno intenta perder el miedo, sí.  El miedo y el frío y el sueño cuando al llegar solo a casa te das cuenta que estás acostumbrado a pedir cena para dos. De repente, impar; cruz de la moneda que un día creí ser.  Bah! Y tampoco sería demasiado importante si el tiempo nos dejase en paz, olvidase por un momento su propensión a correr más de la cuenta y a permanecer impertérrito sentado mientras nos estruja a placer.

Desde la orilla del mar te lo digo:  guarda el miedo. Mira que a veces un rato de angustia y pavor – ese hormigueo en los dedos con sabor a derrota-  es lo que nos hace sentirnos vivos.  Para algunos el castigo es la consecuencia; para otros solo movimiento. Pero un día sentimos su peso en la espalda y en el grueso de los pantalones, y es entonces cuando lo obscuro nos flagela en plan Knockin´ on Heaven´s door, versión Guns  N´Roses, ( con permiso de Bob Dylan) o cualquier otra canción que te ponga al límite. Ahora que lo pienso, reconoce que es curioso, y tiene cierta guasa por otro lado, que seas tú la que me pidas consejo después de que me dijeras adiós. Un adiós que me supo a hasta nunca, piérdete. Fui yo el que quedó hecho pedazos y mírame:  apenas queda huella mecaguenlalecheputa.

Nunca es tarde para seguir dando tumbos, siempre que guardes a buen recaudo el miedo: entre las sábanas de seda recién planchadas para nadie, en la barra de un bar ligándote una copa, o en tu último paseo tan noctámbulo que nunca dejas en casa las gafas de sol, por si acaso. Consecuencias. Movimiento. Y el día que vuelvas a encontrarte a ese mamón que dices que te ha roto la vida ponte la plantilla de indiferencia en la cara; que no note los surcos de tus lágrimas, tan fácilmente achacables al tiempo;  que no espere de ti más que un saludo y la certeza de que ya no sientes nada por él,  y recuerda:  si insiste y te pregunta algo, llénale de consejos estúpidos que no sirven para nada.

Comentarios

  1. No siempre el dejado es el que peor lo pasa.

    ResponderEliminar
  2. ¿retocado? no me atrevería así, de pronto... aunque podría mejorar.

    ResponderEliminar
  3. No, es que lo leí desde el trabajo y releí una vez en casa y me pareció que habías añadido o cambiado ciertas palabras. Pero me pasa a menudo con tus lecturas, como en las pelis, cuando las ves por segunda vez siempre encuentras algo que, en un principio, te pasó de largo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Sordo y ciego

Movimiento.

Secretos