Ayer noche.

Pasa el tiempo. Llevo una semana sin escribir nada de nada. Debe ser el calor, las vacaciones, el ruido. Debe ser la caña, los encurtidos, el pinchito de tortilla. Verano. Cambalache de reuniones sociales. Arboles, montaña, río, pueblo con olor a flores marchitas donde siempre es invierno. Bodeguita de vino tinto, plantas entre las tejas rojas de las casas, manchas de humedad en las paredes y hierro oxidado en el corazón. Respiro.

Ayer paseé en la madrugada por la carretera, como si el mundo descendiese por la negrura de la noche. En cuanto se dejaron de ver luces de las pocas farolas, se enciende la vida invisible. Miríadas de estrellas titilan y yo soy el rey de la Creación. Tumbado en la carretera y con el jersey como almohada, cuento las lágrimas de San Lorenzo. Una, dos. Esa cruza casi todo el cielo. Cien. Solo para mí. Todo el Universo.

Comentarios

  1. ¿Qué más quieres? Todas las estrellas para tí dando un simple paseo. No se puede ser más rico...

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  2. Martikka, un lujo al alcance de todo el mundo, ¿verdad? Tan solo hay que dedicar un poco de tiempo a dejarse sorprender.

    Gracias por pasar y dejar tu comentario.

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