Te pido perdón

Valorar lo invaluable.
Franquear lo infranqueable.
Arrojar al mar la piel que me perfuma;
a merced del olvido mi abrigo de terciopelo azul.
Barrer la arena, llenarme de espuma,
contar mariposas de cristal a media luz.
Apoyar mis brazos en el alféizar de la luna
y dejar un ratito de ser yo, para ser tú.

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