Amor en tiempos de cólera
Quería que me dejases en paz.
Entraste sin llamar; eras como un intruso del que no conseguía desembarazarme. Quise gritar al enterarme de tu presencia. Pudiste escuchar uno a uno mis reproches. Todos me daban la razón y yo no podía ocultar mi ira hacia ti. No sé cómo pude hablar contigo esa noche, a solas, hasta que el amanecer tiñó de oro la madrugada; no sé qué aventuras me susurraste; no sé qué promesas imposibles de cumplirse. Y, sin embargo, llamaste a la puerta de mi corazón y te puse nombre.
Sí, hijo mío, tú me enseñaste a amar en tiempos de cólera.
Entraste sin llamar; eras como un intruso del que no conseguía desembarazarme. Quise gritar al enterarme de tu presencia. Pudiste escuchar uno a uno mis reproches. Todos me daban la razón y yo no podía ocultar mi ira hacia ti. No sé cómo pude hablar contigo esa noche, a solas, hasta que el amanecer tiñó de oro la madrugada; no sé qué aventuras me susurraste; no sé qué promesas imposibles de cumplirse. Y, sin embargo, llamaste a la puerta de mi corazón y te puse nombre.
Sí, hijo mío, tú me enseñaste a amar en tiempos de cólera.
Excelente!!!! Muy buen cierre. Te felicito.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Salvador, gracias por pasar a este pequeño blog sin pretensiones.
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