Soledad de Amor


Hoy he soñado que estaba solo.

Hoy no existía nadie que no fuera yo, en ese paisaje desdibujado por la bruma. Los que hoy quiero, deambulaban ajenos a mi, y no eran más que un lejano recuerdo. Dios tampoco estaba allí, en mi particular infierno. Procuraba afanarme en mis tareas, pero todo se volvía repetitivo e incoherente. Llenaba mi vida de distracciones, emociones, experiencias que cumplían rápidamente con el objetivo de la satisfacción inmediata. Argüía cábalas y lógicas matemáticas. Filosofaba y delimitaba la ética de mis acciones y pensamientos. Mataba el tiempo con jeroglíficos indescifrables.

Y nada podía cubrir la angustia de mi soledad completa. Ninguna realidad, por estructurada y convincente que pareciese, podía esconder el rostro de mi alma al contemplarme en el espejo, porque sólo eran mis ojos de hielo quienes devolvían la mirada.

Hoy he soñado en mi soledad, la que no ama.

La que alimenta mis ratos vacíos con el ruido de la lluvia en los cristales. La que señala con el dedo, para su beneficio. La que alarga sus tentáculos de miedo para envolverme en la rutina de las cosas, siempre que sean mías. Vivir con esa soledad, sin amor, es mejor que no tenga trascendencia. Resulta más convincente no dejar huella, y pasar rápido el mal trago de la vida, porque nada te sostiene, más que el azaroso palpitar del tiempo en tus venas.

Y al despertar, he visto al Amor sentado al borde de la cama, velando mi sueño. Con las manos abiertas, me ha enseñado a aquellos que forman parte de mi vida, las personas que me quieren y quiero. Los he reconocido de nuevo, rodeándome. Y he sentido como el Amor bailaba con nosotros hasta disipar la niebla.

Comentarios

  1. He leido todas tus entradas hasta esta y me parecen realmente espectaculares.. me gusta leer blogs y te aseguro que este es uno de los mejores que he encontrado. Tambien me gusta escribir y espero algun dia coaccionar con mis palabras como lo hacen las tuyas.

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